Reunir en un solo comentario todos los matices de la paleta de Luís Soares sería casi imposible, y peor aún descubrirla de nuevo. Aun así, para que el lector espectador se impregne de las sensaciones que provocan los cuadros del pintor luso-mozambiqueño, nada mejor que señalar sus inventivos riffs sobre la comedia patética del tiempo y de la vida, así como la problemática de la supervivencia del alma de sus protagonistas, resuelta por los propios medios de expresión que utiliza